Piedras deambulantes

Racetrack Playa en el parque nacioinal Death Valley

Mira a los lados antes de cruzar Death Valley, no vaya a ser que te atropelle una piedra.

El Valle de la Muerte está dentro del Parque Nacional del mismo nombre y cubre una superficie de más de 13.500 kilómetros cuadrados. es un lugar de culto para los geológos de todo el planeta. Pero a aquellos profanos, como quien escribe estas líneas, desconocedores por completo de todo lo relacionado con la geología, el fenómeno más fascinante es el movimiento de algunas rocas en una llanura que recibe el nombre «Racetrack Valley» (algo así como El valle de la pista de carreras, por las estelas que dejan las piedran dibujadas sobre la arena revelando su movimiento).

¿Cómo se mueven estas piedras, alguna de hasta 300 kg. de peso?. Obviamente, con semejante peso, no es plausible la idea de que las haya arrastrado el viento. Además, semejante vendaval habría borrado las huellas del rastro que revela el misterioso movimiento.

Se desconoce quién observó el fenómeno por primera vez, pero ya en 1948, cuando se cartografió su movimiento por los geólogos Jim McAllister y Allen Agnew se descartó por completo que el movimiento fuera producido sólo por efecto de la gravedad. Alguna de las primeras teorías que trataban de dar una explicación apuntaban la posibilidad de que las piedras se movían después de una tormenta y que, el viento -muy fuerte en aquel lugar- desplazaría las rocas con faciidad sobre el suelo embarrado. Pero nuevamente esta teoría debía quedar descartada, pues no es aplicable a las rocas de grandes dimensiones.

En 1955 George M. Stanley publicó una teoría satisfactoria: las rocas se mueven cada 2 o 3 años y siempre tras una tormenta. Pero sólo en invierno. ¿Y por qué sólo en invierno?.Porque dutrante las tormentas de invierno la llanura se anega hasta formar un lago de entre 2 y 5 Cm. de profundidad y se hiela en pocas horas.

De este modo las piedras se sumergen en una masa de hielo. Cunado el hielo comienza a calentarse y resquebrajarse las rocas patinan sobre una superficie de agua y barro muy fino, provocando que todo lo que haya quedado atrapado por el hielo, se desplace empujado por el viento.

A mediados de los noventa se publicó en la revista Geology la corroboración de esta  teoría, tras haber hecho el seguimiento GPS de varias piedras, comprobando que efectivamente se movían tras ciertas tormentas.

Para saber más y mucho mejor:

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