Amigos. Una palabra que vale más que toda una guerra.

Chatarra resultante de la idiotez humana durante la guerra de las Malvinas (1982). © Martin Cleaver / PA Wire

En la Guerra de las Islas Falkland, o Malvinas, que tuvo lugar en 1982 y que se prolongó durante  74 días, murieron 225 soldados británicos, 655 argentinos y 3 habitantes de las islas. Neil Wilkinson, quien servía por aquel entonces como artillero en el buque HMS Intrepid, vivió perseguido por los remordimientos desde un día, 25 de Mayo, en que disparó contra un avión de combate Skyhawk pilotado por Mariano Velasco, coronel del ejército de 33 años. El avión recibió una ráfaga de la ametralladora de Wilkinson quien lo siguió con la vista, mientras dejaba un reguero de humo, hasta estrellarse en la isla. Desde entonces el artillero Wilkinson pensaba que entre las 655 bajas oficiales del ejército argentino se contaba el desafortunado piloto de aquel avión, y esa terrible idea le persiguió hasta el año 2007, cuando vio por casualidad un documental sobre el 25 aniversario de aquel conflicto y que marcaría el comienzo de una gran amistad y de una historia sorprendente.

Tras ver el documental en televisión, revivió algunos momentos de la guerra y reconoció algunos detalles que le llevaron a la convicción de que aquel desdichado piloto al que había abatido seguía con vida. Tras poner en orden sus recuerdos y hacer las pertinentes comprobaciones en los archivos militares de la época se las ingenió como pudo para contactar por correo electrónico con  ya retirado comodoro Velasco.

Tan pronto como hubo comprobado la veracidad de su historia y presa de una gran excitación, Wilkinsón enseguida organizó un viaje que lo llevó hasta las islas que años atrás habían sido escenario de la guerra y al lejano pueblo en que a día de hoy vive Velasco con su familia.

Mariano Velasco y Neil Wilkinson. Viejos enemigos de guerra.

Mariano Velasco y Neil Wilkinson en su encuentro 30 años después. © BBC Mundo

Allí fue recibido calurosamente y revivió los recuerdos con su nuevo amigo, con el que siempre seguirá  en desacuerdo respecto a las causas y las justificaciones de la guerra. Mariano Velasco declaró que «Los buenos soldados tienen que ser capaces de perdonarse y después, ¿por qué no pueden ser amigos?». Todo un caballero.

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