Las cartas que llegaron del cielo

Cartas desde el cielo

No hay palabras para describir la emoción al recibir una carta así. De Elena, desde el cielo.

Hay historias que te afectan mucho, en especial si se trata de historias sobre niños que padecen algún tipo de enfermedad. Reconozco que, desde que soy padre, hace, a día de hoy, cuatro años de ello, empalizo aún más si cabe, con este tipo de historias. Y por eso esta en concreto, me ha llegado a lo más profundo de mi corazón. Ya me había referido a ella hace un año, o quizás más, en mi cuenta de Facebook, pero debido a que en mi entorno próximo conozco a un par de niños afectados por cáncer, he recuperado la extraordinaria y emotiva historia de Elena Desserich, una niña de tan sólo 6 años a quien en 2006 se le diagnosticó un tumor incurable y que tras su muerte hizo llegar, durante meses, cartas a sus padres. La historia completa se llama «Notes left behind» y es una de las más emotivas que conozco.

Cuando a la pequeña Elena se le diagnosticó un extraño cáncer cerebral pediátrico, sus padres recibieron la noticia como un puñetazo en la cara. Los médicos que atendían a su niñita les habían informado de que su esperanza de vida, dado el estado de desarrollo de la enfermedad, era de unos 135 días, aproximadamente. La decisión que tomaron Keith y Brooke fue la de hacer desde ese instante de cada momento un momento especial, tanto para Elena como para Gracie, su hermana pequeña, que en aquel entonces tenía tan sólo 4 años.

El matrimonio temía que la pequeña Gracie se olvidase de su hermana cuando se hiciera mayor, así que decidieron escribir un diario en el que quedasen registrados todos los momentos especiales que iban a pasar juntas las dos hermanas. Su decisión fue la de hacer una piña familiar.

Elena Desserich.

Elena Desserich.

Elena, querría haber sido maestra y madre. Le gustaba leer, dibujar y escribir, y disfrutaba todo lo que hacía. Era una niña sonriente, que trataba de hacer felices a quienes la rodeaban. Y no se quejó, ni habló del momento de su muerte con sus desolados padres. Fue una niña de sonrisa permanente hasta que llegó el inevitable final.Pero Elena tenía un plan secreto para poder seguir en contacto con sus seres queridos una vez ella no estuviera

A pesar de recibir un intenso tratamiento de radioterapia, su salud se fue deteriorando muy rápido. Al final había perdido el habla con lo que se comunicaba escribiendo notas. Gradualmente el tumor la dejó casi paralizada. Hasta entonces, en el hospital había dedicado su tiempo a dibujar y escribir sin parar, tal y como solía hacer en su casa.

Hasta que llegó el fatal desenlace y Elena falleció en el mes de Agosto de 2007. Su fallecimiento dejó desolados a los Desserichs, que no hallaban consuelo de forma posible.

Tiempo después de su muerte, Brooke la desolada madre, se encontraba recogiendo pertenencias de su pequeña, cuando se topó con una nota escondida entre unos CD’s: «Mamá, te quiero.». Al poco rato, en ese mismo día, encontraron más notas, escondidas en los lugares más insólitos. Notas de amor, de apoyo, de afecto a sus padres, a su hermanita, notas dedicadas a su perra favorita, Sally.

Durante meses fueron apareciendo notas y dibujos. Cada vez que encontraban uno sentían como si la niña aún estuviera con ellos. Eran cartas enviadas desde el cielo. Mensajes sencillos, dibujos de flores y corazones, frases como » Se valiente» o «Nunca me olvides» dedicadas a su hermana pequeña.

Entre libros, bajo muebles, en cajas del trastero que tan sólo se abrían en navidad, u ocasiones especiales. Tras los espejos de las paredes. Cualquier lugar de la casa se había convertido en el improvisado buzón lleno de amor que había ideado Elena.

El descubrimiento de las cartas motivó a sus padres a reunirlas, junto al contenido del diario que habían estado llevando, en un libro titulado «Notes left behind» (Notas olvidadas) a través de cuyas ventas recaudan fondos para la organización no lucrativa que fundaron ellos mismos llamada «The cure starts Now» dedicada a ayudar en la investígación de la cura del cáncer.

Sólo conservan una nota en un sobre cerrado. Un sobre que decidieron no abrir jamás. «Nos reconforta saber que hay una nota que aún no hemos leído», dicen los Desserich.

Para saber mucho más y mejor:

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