
No hay palabras para describir la sorpresa que produce ver a este pajarito mecánico moviéndose y trinando, como si se tratase de un auténtico ser vivo (un poco tieso, pero pero casi auténtico). ¡¡Tiembla, Boston Dynamics!!. ¡Tu competencia está en las casas de subastas!!!. esta cajita de música fue subastada en 2007 en la casa Skinner, de Boston por la nada desdeñable suma de 182.000 US$. Se trata de un autómata de Jaquet-Droz & Leschot fechado en el año 1785. ¡Ahí es nada!
Hace un tiempo publiqué en este blog una entrada en la que hablaba de los sofisticados mecanismos de los autómatas del siglo XVIII,más concretamente del conocido como «El escritor«. La cuestión de los autómatas me cautivó. Sin dificultad hallé amplia información sobre estas maravillosas piezas, obras de arte, de mecánica, lujo y precisión. Leyendo diversos artículos acerca de estas magníificas piezas, me acordé de algunos cuentos en los que objetos inanimados cobran vida, como en «El Cascanueces» o «Pinocho», historias archiconocidas ,y en las que una criatura inanimada, por arte de magia, cobra vida, aspira a ser humano.
Tras haber encontrado múltiples artículos en los que se profundiza en un tipo de autómatas, en concreto pájaros que trinan, reproducciones en ocasiones en miniatura, en ocasiones a escala real, artilugios mecánicos de una delicadez y una belleza excepcionales, hicieron emerger de mi subconsciente el recuerdo de un cuento que casi habia olvidado y que hablaba de uno de estos autómatas. Se trata de «El ruiseñor«, también conocido como «El Emperador y el ruiseñor» un cuento de Hans Christian Andersen, y que viene como anillo al dedo para ilustrar esta entrada.