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Archivo de la etiqueta: Amsterdam

Hans Brinker Hotel

¿Te atreves a pasar una horrible experiencia en el peor hotel del mundo?. El que avisa no es traidor!

Probablemente muchos de nosotros no podamos ensenarle con orgullo a amigos y conocidos, o publicar en nuestra redo social favorita, las fotos que hayamos hecho en ese hipotético caso, en un majestuoso y lujosísimo hotel. Pero si estás dispuesto a pasar una horrible experiencia de suciedad, desorden falta de atención y maltrato al usuario, podrás, en cualquier momento, presumir de haberte alojado en el que se autodenomina el peor hotel del mundo. Y como no podría ser de otra forma, este se halla en la ciudad más divertida y radical del viejo continente. Estamos hablando, como no, del Hans Brinker Budget Hotel, en Amsterdam.

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La locura de los tulipanes - Jean Gerome Leon (1882)

La especulación con los tulipanes llevó a Holanda a la quiebra en el siglo XVII. Al menos su especulación dio como resultado un paisaje colorido…
Cuadro: «La locura de los tulipanes» – Jean Gerome Leon (1882)

La locura inversionista y especulativa sobre los bulbos de tulipán en la holanda del siglo XVII, provocó una crisis económica y social de dimensiones apocalípticas para la época. ¿Cómo pudo llegar a quebrar un negocio que había hecho millonarios, al menos en teoría, a muchos comerciantes, negociantes, intermediarios y productores holandeses?.

En el siglo XVI Holanda era una auténtica superpotencia comercial. Era, de hecho, el país que más comerciaba con el resto del mundo. El estado intervenía poco y colaboraba, rebajando aranceles, con el comercio. Los holandeses del siglo XVII se hacían ricos exportando todo lo que tuviese un mínimo de demanda, desde vino, hasta armas, pasando, por supuesto, por las flores.

El tulipán, importado del imperio otomano de la mano de Fernando I, a quien le habían regalado unos bulbos,  se había convertido en un bien muy deseado entre los nobles holandeses y franceses. Exhibiendo tulipanes en las fiestas que daban en sus mansiones, los nobles demostraban un estatus muy elevado y un gusto refinado y exquisito. era lo más «cool» y los salones, alos que accederían los invitados, se decoraban con ostentosos jarrones y floreros llenos de tulipanes frescos. era un producto caro y que revelaba un gusto por la sofisticación y un alto poder adquisitivo.

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