Mañana terminaré este post… (procrastinando)

Esto lo ordeno mañana…

Mañana pienso ordenar estos papelitos…

¿Dejas los asuntos importantes para otro momento?. ¿Prolongas situaciones que te resultan cómodas o agradables para evitar hacer aquello que tienes que hacer, aún sabiendo que que estás perdiendo el tiempo?. ¿Te angustia la posibilidad de no hacer aquello que quiera que sea tan bien como te has propuesto y y dilatas en el tiempo el ponerte manos a la obra de una vez?. Si tu respuesta es afirmativa, ya tenemos algo en común (y no es nada de lo que se pueda decir que es para presumir): somos procrastinadores.

La procrastinación consiste en postergar de forma sistemática aquellas tareas que debemos hacer, que son cruciales para nuestro desarrollo y que son reemplazadas por otras más irrelevantes pero más placenteras de llevar a cabo. Es asumida popularmente como simple «pereza».

Afecta a multitud de perfiles (el ejecutivo que aplaza una y otra vez una reunión porque la prevee conflictiva, el estudiante que aplaza indefinidamente el estudiar para sus exámenes,etc.) y cada vez más se está convirtiendo en un serio de problema que afecta a al salud psicológica de los individuos y, por ende, a la salud social de una comunidad.

La manifestación más evidente de la procrastinación es la mala, nefasta, horrorosa gestión del tiempo del que disponemos para dedicarnos a cualquier tarea. Bien se subestima, bien se sobreestima, pero en ningún caso se hace un cálculo mínimamente correcto del tiempo que se ha de emplear en realizar una tarea.

Por regla general los procrastinadores nos autoengañamos con frases como : «Tengo tiempo de sobra», «Eso lo hago yo en diez minutos»… ¿Te suena?. Y vamos dejando de un momento para otro aquela tarea que no tenemos ninún interés (o ganas) en empezar a realizar. Finalmente nos vemos empujados a pasar una o varias noches sin dormir hasta que conseguimos terminar, estresados y agobiados, aquella tarea para la cual habríamos tenido tiempo realmente de sobra si la hubiéramos comenzado en su debido momento.

Las causas o motivos que pueden llevar a una persona a padecer de procrastinación son tan diversos y complejos que resultaría muy correoso plasmarlos en un solo artículo. Hay personas que «procrastinean» de resultas de un estado depresivo (la depresión conduce a estados de letargo). Otras en cambio son amantes del perfeccionismo, y ésto las priva de empezar a realizar proyectos porque temen que no podrán hacerlo tan perfecto como ellas desean, y por lo tanto pierden la motivación. También una baja tolerancia a la frustración ayuda a «dejar las cosas de lado», por miedo a que nos desborden y por tanto por miedo a cómo nos sentiremos entonces. Otro perfil muy distinto sería el de aquellas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que no pueden finalizarlas porque enseguida se distraen generando ya la siguiente; y postergan así decenas de tareas que obviamente no tienen tiempo para completar.

Y eso solo mencionando una minúscula porción de los muchos perfiles de procrastinador que se pueden encontrar. La solución, en mi caso, sobreponerme a las ganas de dejar de hacer lo inevitable y disfrutar del trabajo bien hecho!

Para saber mucho más y mejor:

1 comentario

Comenta, corrige, añade, debate…