
Una atracción turística que, sin cobrar entrada, recauda cerca de 3.000 € al día. Lo dicho, una mina.
La fuente (fontana, en italiano) de Trevi es la mayor de las fuentes de estilo barroco que existen en Roma, Italia y ninguno de los hombres que formaron parte de su historia pudo prever que su trabajo sirviera al ayuntamiento de la ciudad para recaudar centenares de miles de euros cada año, a través de las monedas que los turistas lanzan a su interior como ritual de la vista a tan hermosa esquina de la ciudad. Situada en un cruce de tres calles (tre víe, de ahí su nombre, Trevi), ya era en época del imperio romano una espléndida fuente, pues la costumbre en la época romana, era la de construir una hermosa fuente al final del recorrido de los acueductos a través de los cuales se suministraba el agua a la ciudad. Esta fuente señalaba el final del acueducto Aqua Virgo, llevando el agua hasta los Baños de Agripa. Durante la Roma Clásica tardía, Roma, asediada por los Godos, fue objeto de multiples expolios de la devastación bárbara, destruyendo innumerables obras de arte y derrumbando los acueductos.