
Si tu cuñado o tu amigo que siempre presume de sus intensos viajes, te quiere sorprender con su última aventura de «pulsera todo incluido», enséñale esta foto en la que se ve a los habitantes de uno de los últimos pueblos paleolíticos del planeta y háblale de Sentinel Island como si tu hubieras estado ahí. ¡A ver quien te reta ahora a presumir de aventura veraniega! ©Imagen: Christian Caron
Resulta casi imposible creer que aún existan lugares poco o nada explorados en nuestro planeta. Y aún resulta más increíble, si cabe, saber que en alguno de esos lugares, todavía existan pueblos que no han tenido contacto con la civilización y que cualquier intento de contacto con ellos termina irremediablemente en una rápida huída, a no ser que quieras regresar a casa con cientos de flechas atravesando tu cuerpo -si es que logras regresar. Supongo que los tripulantes del carguero de Hong Kong, de nombre «Primrose» pensaron que habían llegado a la isla de King Kong tras haber quedado encallado su barco en un atolón de coral en un lugar indeterminado de la bahía de Bengala.
Aquellos marineros podían haber abandonado el buque mientras esperaban ayuda, pues desde donde se hallaba el «Primrose» hasta la playa, tras cual se distinguía una densa selva, no habría más de 500 o 1000 metros. Pero al ser la época de los monzones no quisieron arriesgarse a ser sorprendidos por una de las violentas y repentinas tormentas precisamente mientras realizaban la maniobra de evacuación hacia la que parecía ser una tranquila y deshabitada playa. Unos días después de haber encallado, aquellos náufragos, observaron con estupor como un grupo de aproximadamente unos 50 hombres de corta estatura, se afanaban en construir unas rudimentarias barcas con la inequívoca intención de acercarse hasta el barco. Hasta ahí todo bien. El dato poco tranquilizador era contemplarlos armados con lanzas y arcos y haciendo gestos y aspavientos que indicaban con claridad que aquellos visitantes forzosos no eran en absoluto bien recibidos. Alertada la tripulación, el capitán del «Primrose» creyó prudente alertar por radio de la posible amenaza de recibir una inminente visita hostil a bordo , con el consiguiente resultado de verse forzados a mantener un enfrentamiento armado con aquellos misteriosos hombrecillos enojados, con lo que un helicóptero se aproximó hasta el lugar para recogerlos y trasladarlos a un puerto seguro.
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