La chica del cachete del Tour de Francia de 1992

¿Un cachete así debería considerarse dopaje? © CorVos / Pez Cycling News

Los acontecimientos deportivos conllevan las clásicas aglomeraciones de público que acuden a verlos y a participar del ambiente festivo que propician, son el caldo de cultivo perfecto para las anécdotas de todo tipo. Anécdotas que desde la irrupción de la fotografía permanecerán para siempre en nuestra memoria, como momentos congelados, destilando magia, por la cantidad de detalles que se descubren en ese instante perpetuo. Y esta fabulosa imagen es uno de esos instantes maravillosos, sin más trascendencia que la que se le pueda dar al momento en el que un ciclista le da un cachete a una atractiva espectadora del paso del pelotón en alguna parte de Francia o Italia.

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Enjambre de langostas en Portugal. <a href="http://anafilipascarpa.blogspot.com.es/" target="_blank">© Ana Filipa Scarpa</a>

Sí, sí, lo que tu quieras. Son inofensivas, pero yo ya se hacia donde debo correr. © Ana Filipa Scarpa

No resulta nada tranquilizador el hallarte paseando y encontrarte de frente con un torbellino de aspecto feroz y con pinta de tornado. Esta inquietud es la que debió  de sentir Ana Filipa Scarpa, la autora de esta fotografía, mientras se encontraba paseando en Leziria Grande, en Vila Franca de Xira, Portugal. Pero tras una observación más detallada se percató de que no se trataba de un tornado si no de una columna de insectos (mucho mejor así, ¿No?). Un enjambre de insectos cuya naturaleza desconoces, en forma de tornado, o más exactamente de huso y de unos 300 metros (metro arriba, metro abajo) de altura. Ana Filipa, la autora, se aventura a especular con que se trate de langostas rojas. Para algunos de quienes estéis leyendo esto, y dependiendo del plan educativo del que hayáis sido víctima, he de aclararos que no se trata de un crustáceo que alcanza precios astronómicos en navidad, sino de un saltamontes que causa daños de costes astronómicos en los cultivos a los que ataca, pues los devora en cuestión de horas.

Para saber mucho más y mejor:

 

La derrota de Shylock

Shylock, el cruel y mezquino protagonista del drama de Shakespeare, «El Mercader de Venecia», reclama su libra de carne, exigiendo que sea de la parte más próxima al corazón.Pintura: «La derrota de Shylock» de , James Clarke Hook pintado en 1850.© Manchester City Galleries

Los idiomas. Las teorías que tratan de explicar su origen son tan interesantes como objeto de controversia y sesudo debate. Se evitaría tanto lío si se le diese carpetazo al asunto  dando por buena la explicación menos exacta y científica pero, como poco, la que más engancha a un público profano en tan misterioso asunto, que no es otra que la da la Biblia en el decimoprimer capítulo del Génesis del Antiguo Testamento. Según el relato bíblico, un hombre, llamado  Nemrod, se propuso construir una torre de tales dimensiones que alcanzase el cielo, más allá de la nubes. Esta torre suponía, a todas luces, una amenaza para Yahveh, Jehová, quien veía una afrenta en aquella pretensión de alcanzar su reino a través de una estructura semejante. Así que, ni corto ni perezoso, aquel vengativo e irascible Dios del Antiguo Testamento hizo que de repente los obreros a cargo de la construcción de la torre -¡imagina la cantidad de gente que allí habría!- que hasta el momento hablaban un único idioma, dejasen de entenderse entre sí. «(…) confundió el lenguaje de toda la gente que estaba allí para impedir que sigan construyendo la torre, y así los esparció sobre la faz de la tierra (…)». Así castigó a quienes tuvieron la osadía de tratar de alcanzar su reino. Claro que por lo que se ve, no satisfecho con confundirnos y separarnos a través de los idiomas, lo hizo extensivo a las unidades de medida y la forma en que cada una de ellas se abrevian.

Una de las más llamativa, en especial cuando un hispano hablante está tratando de aprender Inglés, es el de la Libra como unidad de Peso, abreviada Lb.. Y sin embargo, aún siendo plausible la teoría del castigo de Jehová, la explicación del origen de la Libra y su abreviatura, es bastante más sencillo y prosaico.

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ganglioneuralgia esfenopalatina-Ice Cream Headache - Cerebro congelado

Nunca sabremos si esta pobre mujer está tratando de recordar si cerró la llave del gas antes de salir de casa o el nombre científico del tremendo dolor que está recorriendo en este momento toda su cabeza.

Este ha sido un fin de semana soleado, al menos en mi ciudad, Vigo. Como cada vez que aprieta el calor los vigueses¹ huimos de la ciudad para disfrutar de las playas de los alrededores de tonificantes y gélidas aguas. La pereza -crónica en quien escribe estas líneas- de enfrentarse al choque térmico entre el exterior y el mar, obliga a sufrir el calor con estoicismo, contemplando con envidia como los niños se zambullen sin dudarlo en la orilla y juegan con las olas, con la arena y con todo lo que les rodea. El calor, la envidia que produce tanta despreocupación y la contemplación de los espectaculares físicos de muchas de las asistentes a a la playa, o según otras preferencias, de muchos de los asistentes, ayudan a subir la temperatura corporal hasta que se toma la decisión más importante de la tarde: romper la dieta, olvidarse de la operación bikini -operación bermudas en mi caso- y encaminarse con decisión hacia un puesto de helados. Pero, ¡Ay!. ¡¡Cómo duele!!!. Le hemos dado un mordisco a un polo de helado y de forma casi inmediata nos ha producido un dolor de cabeza insoportable. Sentimos como que nos han clavado un picahielos en medio y medio de la frente. Tanto que hasta vemos las famosas chirivitas chiribitas. Pero ¿Qué es lo que produce esta brutal ganglioneuralgia esfenopalatina, o dolor de cabeza insoportable al que universalmente se le conoce como ice cream headachecefalea del helado, o el fenómeno del cerebro congelado?

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Loren Stump, Murrina

Esta versión de la pintura de Leonardo Da Vinci de «La Virgen en las rocas» quizá no te parezca una pintura de una gran calidad, así, a primera vista. Pero, ¿y si te digo que lo que estás viendo es una rodaja cortada de un bloque de cristal y que sólo se puede ver esta imagen una vez cortado el bloque de cristal al que pertenece este?

Para quienes no sepáis qué es la murrina os ilustraré de inmediato con mi docta sapiencia. Murrina es el témino italiano con el se designa a la técnica con la que se crean patrones e imágenes de colores. Por lo general se crean en un bastón de vidrio y el patrón deseado -o aleatorio- se ve al cortar ese bastón transversalmente. es decir, en rodajas. Imagina, por ejemplo, un bastón de caramelo al partirlo por la mitad, o un buen lomo de carne embuchada.

Claro que los artesanos que se dedican a esta técnica no se limitan a crear patrones aleatorios de colores, que son hermosísimos, sino que pueden crear diseños muy complejos de forma deliberada, llegando a crear retratos o, como en este caso de virtuosismo, imágenes y composiciones que dejan al observador perplejo. La imagen que espero esté observando con detenimiento y admiración es un trabajo de murrina obra del atista californiano Loren Stump. Los más de cuarenta años de dedicación al perfeccionamiento de esta técnica han dado sus frutos, sin duda.

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Lençóis Maranhenses, Brasil

Ya sería mala suerte ir a ahogarse en un desierto!
Lençóis Maranhenses en el noreste Brasileño foto de Danielle Pereira (Brasil)
Lençóis Maranhenses.
Licensed under CC BY 2.0 via Wikimedia Commons

Fútbol aparte, mencionar Brasil es evocar samba, fiesta, carnaval, batucadas, sol, aves tropicales, alegría, color y selva. La amazonía, el pulmón del planeta (al que como no lo curen pronto, se lo va a llevar el cáncer de la civilización por delante). Es hablar de una gigantesca región del planeta que alberga casi el 30% del agua dulce del planeta. Y es hablar del país en el que se encuentra el más singular de los desiertos. Un desierto lleno de lagunas de agua azul, cristalina, cálida y pura. Se trata de una extensión de unos 1000 Km² conocida como el parque Natural de los Lençóis Maranhenses, o lo que viene a ser los mismo, las sábanas Maranhenses, del estado de Maranhão

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Pajaro cantor de Jaquet-Droz & Leschot

No hay palabras para describir la sorpresa que produce ver a este pajarito mecánico moviéndose y trinando, como si se tratase de un auténtico ser vivo (un poco tieso, pero pero casi auténtico). ¡¡Tiembla, Boston Dynamics!!. ¡Tu competencia está en las casas de subastas!!!. esta cajita de música fue subastada en 2007 en la casa Skinner, de Boston por la nada desdeñable suma de 182.000 US$. Se trata de un autómata de Jaquet-Droz & Leschot fechado en el año 1785. ¡Ahí es nada!

Hace un tiempo publiqué en este blog una entrada en la que hablaba de los sofisticados mecanismos de los autómatas del siglo XVIII,más concretamente del conocido como «El escritor«. La cuestión de los autómatas me cautivó. Sin dificultad hallé amplia información sobre estas maravillosas piezas, obras de arte, de mecánica, lujo y precisión. Leyendo diversos artículos acerca de estas magníificas piezas,  me acordé de algunos cuentos en los que objetos inanimados cobran vida, como en «El Cascanueces» o «Pinocho», historias archiconocidas ,y en las que una criatura inanimada, por arte de magia, cobra vida, aspira a ser humano.

Tras haber encontrado múltiples artículos en los que se profundiza en un tipo de autómatas, en concreto pájaros que trinan, reproducciones en ocasiones en miniatura, en ocasiones a escala real, artilugios mecánicos de una delicadez y una belleza excepcionales, hicieron emerger de mi subconsciente el recuerdo de un cuento que casi habia olvidado y que hablaba de uno de estos autómatas. Se trata de «El ruiseñor«, también conocido como «El Emperador y el ruiseñor» un cuento de Hans Christian Andersen, y que viene como anillo al dedo para ilustrar esta entrada.

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Raffi Stepanian

El buscador de oro y piedras preciosas, Raffi Stepanian, en una jornada de trabajo.

La fiebre del oro, esa enfermedad que afecta de forma periódica a aventureros de todo el mundo hacia remotos lugares movidos por el afán del enriquecimiento rápido. Uno de los primeros libros que recuerdo haber leído de Jack London fue «La quimera del oro» (1905) trata sobre una de esas fiebres. La narración me producía frío, me hacía sentir nostalgia y mucha compasión por los protagonistas de una historia de avaricia, lucha entre la vida y la muerte y la búsqueda de oro en Alaska, en Klondike, la remota región de Yukón.  Los enormes bosques de coníferas y los ríos congelados, los osos, el frío, la soledad y el asesinato… un alto previo pagaron quienes buscaron la riqueza contagiados por la fiebre del oro. Nadie podía imaginar que se podría practicar la minería en el centro de Nueva York y sin necesidad ni de pico, pala u otra maquinaria pesada. Permítanme presentarles a Raffi Stepanian, el primer minero urbano. De hecho ejerce su profesión en Manhattan.

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Phubbing

Los niños imitan nuestro comportamiento infantil. Esta imagen describe por si misma qué significa «phubbing». (© Foto: Getty Images/Vetta . Vista en este artículo de Die Welt

Te has citado con tus amigos. Vais a tomar unas cervezas, a cenar, a pasar un rato juntos. Al llegar al lugar  donde pretendéis compartir ese rato y una vez acomodados, cada uno de los presentes se arma con su smartphone e ignora a los presentes dedicándose a enviar mensajes de texto, reírse de chistes y bromas que acaba de recibir en su terminal, actualizar su estado de Facebook, Tuitear su estado… Y ese rato en el que ibas a disfrutar de la compañía de tus amigos se convierte, por arte y gracia de las telecomunicaciones y de las redes sociales, en un momento de soledad entre la muchedumbre. El término para referir ese comportamiento que ya adquirido categoría de síndrome se denominaría «Fonodesaires» (combinando las palabras «Teléfono» y «desaire», pero como suena muy antiguo el término que ya se ha acuñado y por el que se conoce este comportamiento es «Phubbing», la combinación de las palabras «phone» – teléfono- y «snubbing» -desaire.

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Jamie Campbell, a bordo del H.M.S. "Flake 99", la primera furgoneta de helados anfibia del mundo, en pose más propia de agente especial que de heladero, surcando las aguas del Támesis. foto: ©David Parry/PA

Jamie Campbell, a bordo del H.M.S. «Flake 99», la primera furgoneta de helados anfibia del mundo, en pose más propia de agente especial que de heladero, surcando las aguas del Támesis.  Foto: ©David Parry/PA

Supongo que determinado tipo de inventos digamos poco convencionales sólo pueden emanar de  la flema británica, en clara alusión a los increíbles vehículos que han caracterizado al agente secreto más carismático de la historia, James Bond, sólo que  en lugar de «licencia para matar» («Licence to kill») el H.M.S. Flake 99 dispone de «Licencia para refrescar» («Licence to chill«).  Tan original vehículo se creó para llamar la atención sobre la progresiva desaparición de los tradicionales camiones de venta ambulante de helados durante la Semana Nacional del Helado de 2011, un simpático evento de carácter promocional.

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